PRINCIPIOS DE LA
ÉTICA PROFESIONAL CON PERSONAS DE SU TRABAJO
La ética profesional se refiere al conjunto
de normas o principios por los cuales debe regirse una persona en el ámbito
laboral. Este factor trata de abarcar los parámetros y actividades que se
realizan en las diferentes profesiones. Trata de establecer conciencia de
responsabilidad en la ejecución de la profesión, mediante los valores que tiene
cada persona.
Para que una persona tenga ética profesional
es fundamental que goce de una naturaleza o personalidad que restaure el
sentido de responsabilidad en cada individuo para un mejor rendimiento, como
principal objetivo de esta materia.
La ética profesional no depende directamente
de normas o códigos de conducta; no nos pone en dilema del cumplimiento o no de
ciertas reglas debido a que sucede naturalmente. El comportamiento de la ética
es totalmente libre y responsable de las consecuencias que pueda llegar a
tener, independientemente de las buenas intenciones.
En lo profesional, tiene que ver directamente
con nosotros. Guarda relación con la calidad moral del trabajo que realizamos,
se vincula con la forma en que llevamos a cabo nuestro quehacer diario, que
implica vocación, honestidad, responsabilidad y respeto. Es asumir un
compromiso con lo que cada ser humano hace.
Un ejemplo de ética profesional sería que
independientemente del estado de ánimo en que la persona se encuentre, de lo
que le suceda internamente, por alguna situación económica, de lo que esté
sucediendo en el mundo, la responsabilidad profesional nos obliga a hacer un
buen trabajo pase lo que pase.
Muchas personas faltan a la ética porque con
frecuencia llevan sus problemas a su lugar de trabajo. Entonces, ¿de qué sirve
tener un título universitario o un puesto si haces tu trabajo con desinterés y
sin vocación, pensando que todo el mundo tiene la culpa de tus problemas? La
ética profesional es de cumplimiento obligatorio con nuestro ser, un principio
inviolable, una lealtad que no se puede abandonar ni defraudar para que se
llegue a ser mejor persona, con más principios y conocimientos.
Cuando se actúa con ética profesional
significa que se ha logrado integrar el quehacer diario con la vida cotidiana.
La vocación tiene mucha importancia para que asumamos ese compromiso laboral.
¿QUÉ VALORES DEBERÍA CUMPLIR UN BUEN
PROFESIONAL?
APTITUD
Un profesional debe contar
con suficiente aptitud para desempeñar su trabajo. Ser competitivo implica ser
competente. Al volante deben estar los mejores, los más preparados, los más
capaces. La aptitud es una cualidad objetiva y medible que debe ser
retroalimentada mediante el aprendizaje y premiada. En un mercado altamente
competitivo, la aptitud de los directivos en el desempeño de sus
funciones determinará el futuro de toda su organización.
CULTURA DEL ESFUERZO
Contar con profesionales
con gran capacidad de trabajo, esfuerzo y superación nos garantiza resultados a
medio y largo plazo. Ahora bien, este no debe ser medido y retribuido en horas
de estancia dentro de la empresa. Hemos de redefinir el sentido del esfuerzo y
reorientarlo a la obtencion de calidad y resultados. El profesional debe
cambiar su mentalidad y buscar cómo aportar más valor. Para que la cultura del
esfuerzo penetre en todos los niveles de la organización, hemos de transmitirla
con el ejemplo. Es necesario recurrir a la ejemplaridad para poder cambiar las
cosas internamente y esta debe de comenzar desde la propia Dirección General.
COMPROMISO
Un profesional acude
voluntariamente a su trabajo, es decir, acepta las normas, se compromete a ser
leal desde el inicio y a tiempo completo, a compartir y difundir el
conocimiento adquirido con el resto de la organización, evitando arrogarse como
éxito personal el trabajo colectivo, sin incurrir en una gestión aislada de su
función o departamento, a ser transparente y explicar el por qué de sus
decisiones con visión de conjunto.
En ocasiones el compromiso conlleva a asumir riesgos en la toma de decisiones o a colisionar con otras visiones e incluso intereses particulares. El coraje del profesional fiel a unos principios debe ser puesto en valor en aquellas organizaciones basadas en retener a los mejores profesionales.
El compromiso de la empresa debe ser mantener en forma a su equipo, con un proceso definido y planificado a lo largo de la vida laboral, despejar el terreno de juego profesional a todos sus integrantes por igual, canalizar el talento adecuadamente y en la última etapa laboral el trabajador pueda seguir siendo útil transfiriendo su conocimiento al resto de la organización. Así un trabajador podrá representar 30 años en conocimiento y no 1 año repetido 30 veces.
ÉTICA
Todo no vale. La ética pertenece a los
individuos, no a las empresas. Son las personas quienes representan a las
empresas. La ética es la misma en el entorno familiar que en el laboral. La
escala de valores no se aprende en las escuelas de negocios, viene con la
persona, con su educación. Sin embargo, la cultura dentro de las organizaciones
debe potenciar un comportamiento ejemplar de sus trabajadores, censurando
comportamientos impropios. Un profesional no debe refugiarse en los intereses
de su empresa para comportarse de manera poco ética, con el fin de lograr un
objetivo, sea cual fuere. Un profesional debe ser honesto, cumplir con sus
obligaciones, ser congruente entre cómo piensa y cómo actúa, y su labor al frente suponga
un activo profesional y personal que permita abrir camino a la empresa para la
cual trabaja.
EDUCACIÓN Y RESPETO
Cuidar las formas y respetar los códigos en
nuestras relaciones con los demás sí es importante. Dentro y fuera de
nuestra organización, especialmente con culturas distintas a la nuestra. Saber
mantener un trato exquisito permitirá disponer de una mayor capacidad de
interlocución y el reconocimiento de quienes te rodean. Cuidar la forma en cómo
nos dirigimos, en el trato personal o por escrito, con especial mención en las
relaciones entre trabajadores de distinta escala de responsabilidad. Ser
puntual, abstenerse de comentarios personales inapropiados, cumplir con la
confidencialidad de la información dentro y fuera de la empresa, aceptar los
métodos de trabajo acordados y otras muchas normas de convivencia que nos
capacitan para el desempeño del trabajo en equipo y marcan las diferencias
entre las organizaciones.
ADAPTABILIDAD AL
CAMBIO
Humildad, curiosidad,
pasión, inconformismo. Todas ellas responden a una actitud que es propia de un
agente del cambio. Un profesional que marca la diferencia en un equipo. Escucha
y respeta a aquellos que piensan diferente. Es consciente del dinamismo del
mercado, se muestra flexible, abierto, observador, en constante aprendizaje. Se
cuestiona los viejos paradigmas que existen dentro de su organización, huyendo
de la comodidad y esta preparado para los nuevos retos que le depare su
organización.
LIDERAZGO
Poder y autoridad son
cuestiones distintas. El cargo en la compañía otorga el poder, pero no reconoce
a un líder. El directivo del siglo XXI debe ser ante todo un líder, basarse en
los méritos e ir por delante sacrificando su confort. Ser líder no significa
que siempre acierte. No debe tener miedo a confundirse e incluso al fracaso.
El líder debe ser un profesional con carisma, empático, tenaz, persuasivo y con gran sentido común. Siempre cuenta con su equipo para contrastar sus decisiones y acepta las críticas frente al pensamiento único. Su mejor aval es rodearse de los mejores, permitiéndoles desarrollar todo su potencial y visibilidad en la organización.
El líder es transparente, ejemplar, proactivo y siempre comparte su conocimiento con sus colaboradores y con otros departamentos de la empresa, sin racionar o sesgar la información.
El líder no se limita a cumplir con la labor que se espera de él, sino que se involucra ayudando a otros, aportando valor sin buscar protagonismo, sin esperar retorno, lo que le convierte en un emprendedor dentro de su empresa.
VISIÓN
GLOBAL
Es necesario contar con profesionales con el
conocimiento necesario para poder comprender la dimensión de la empresa y del
entorno en su globalidad, anticipándose en la toma de decisiones y valorando
los riesgos y oportunidades. Incertidumbre, complejidad, velocidad,
multiculturalidad, globalización, visión local, intereses geopolíticos,
económicos, etc. son factores externos que influyen en la estrategia de las
organizaciones que a menudo focalizan su visión en el marco de su actividad.
Poseer esta visión global responde a un perfil culto en historia de la Humanidad, sensible al arte, con gran bagaje internacional, visionario ante los avances de la ciencia y la tecnología, capaz de interpretar las tendencias y conflictos globales, abierto al mundo y plenamente consciente de las limitaciones del comportamiento humano. Tenerlo en el equipo permitirá a su empresa contar con una visión estratégica completa y poder así ejercer el liderazgo deseado, identificando y controlando aquellos factores que influirán mañana en el mundo y actuar hoy en consecuencia.
Poseer esta visión global responde a un perfil culto en historia de la Humanidad, sensible al arte, con gran bagaje internacional, visionario ante los avances de la ciencia y la tecnología, capaz de interpretar las tendencias y conflictos globales, abierto al mundo y plenamente consciente de las limitaciones del comportamiento humano. Tenerlo en el equipo permitirá a su empresa contar con una visión estratégica completa y poder así ejercer el liderazgo deseado, identificando y controlando aquellos factores que influirán mañana en el mundo y actuar hoy en consecuencia.
¿CUÁLES SON LOS PRINCIPIOS DE LA ÉTICA PROFESIONAL Y CÓMO PUEDEN APLICARSE?
- Principio de beneficencia La palabra beneficencia está compuesta de dos vocablos de origen latino, bene y facere, que podrían traducirse como hacer el bien. Hace referencia a la consecución de determinados bienes específicos de la práctica profesional correspondiente. Este principio implica todas las formas de acción profesional que buscan beneficiar a otras personas. Cada profesión se plantea y legitima frente a los demás la consecución de ciertos bienes y servicios. Los individuos deben conocerlos y buscar su cumplimiento, tanto con respecto a los usuarios que reclaman un trabajo bien hecho como de la sociedad en su conjunto, que pretende resolver problemas prioritarios con su contribución
- Principio de no maleficencia El principio de no maleficencia enfatiza la obligación de no infligir daño a otros: “por sobre todo no hacer daño”. Consiste en actuar de manera que no se ponga en riesgo El juramento hipocrático expresa claramente la obligación de no maleficencia y la de beneficencia: “Usaré el tratamiento para ayudar a los enfermos de acuerdo a mi habilidad y mi juicio y nunca los usaré para perjudicarlos”
- Principio de justicia Las personas y grupos más competentes y mejor ubicados socialmente para promover una distribución más racional y justa de los recursos, que son siempre escasos y que se requieren para conseguir múltiples y variados fines.
- Principio de autonomía La palabra autonomía procede del griego: autos (sí mismo) y nomos (ley) y hace referencia a la capacidad que tiene cada cual de darse a sí mismo sus propias normas, procurando construir la propia vida a partir de ellas. En este principio hay dos acepciones. Una de ellas se centra en el profesional, que requiere independencia y libertad para poder realizar adecuada y éticamente su trabajo, y la otra se centra en el beneficiario, que posee derechos que deben ser respetados. Ambas posturas (que son complementarias) se plantean a continuación:
- Autonomía del profesional Se refiere a la capacidad personal de tomar decisiones en el ejercicio de la profesión. Tiene que ver con estar libre de interferencias de control por parte de otros y de contar con un entendimiento adecuado para tomar decisiones significativas (capacidad para la acción intencionada).
- Autonomía del beneficiario En el segundo caso, el principio de autonomía busca corregir la falta de simetría entre quien ofrece el servicio y el beneficiario de la actividad. El profesional por su preparación, acreditación y dedicación tiene un ascendente sobre sus clientes y usuarios. La desigualdad entre ambas partes puede producir abusos (entre ellos el paternalismo). Para evitarlos, es necesario que esté siempre en funcionamiento el principio de autonomía. Consiste en considerar que el receptor de los servicios (individual y colectivo) no es un ente pasivo, sino un sujeto protagonista. De ahí, se deriva la obligación de garantizar a todos los individuos involucrados el derecho de ser informados, de que se respeten sus derechos y de consentir antes de que se tomen decisiones con respecto a ellos, protegiendo de manera especial a los que no pueden decidir por sí mismos.
Gelember Daniel Hoil Sosa 2020518
Arlen De Leon
José Crisostomo
Siomara Cruz
Rayner Nery
Ética Profesional (EDP)
BIBLIOGRAFÍA
Arlen De Leon
José Crisostomo
Siomara Cruz
Rayner Nery
Ética Profesional (EDP)
BIBLIOGRAFÍA
ü Beauchamp, T. y Childress, J. (2001)
Principles of Biomedical Ethics (5.ª ed.). Nueva York, Oxford University Press.
ü Bermejo, F. (2002) La ética del trabajo
social. Bilbao, España, Desclée De Brouwer, S.A.
ü Declaración de Helsinki de la Asociación
Médica Mundial (1964) Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Bioética,
Universidad de Chile. Disponible en: http:// www.uchile.cl/portal/investigacion.
(Última consulta el 2 de febrero de 2013).
ü Código de Núremberg (1947). Disponible en:
http://es.wikipedia.org (Última consulta el 31 de enero de 2013).
David, M. y Sutton, C. (2011). “Capítulo 2:
Ser Ético”, en Social Research. An Introduction, Londres, SAGE Publications
LTD, 2.ª ed., 29 – 53.
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